Parásitos
La pulga: ¿cómo puede existir algo tan fastidioso?
¡No puedo con este picor, qué fastidio! Todos tenemos el recuerdo de esa imagen en la que vemos a un pobre perro sentado en el suelo con la pata elevada al tiempo que rasca su lomo con evidente inquietud. Sospechamos que ha sido infestado por pulgas y que debe estar sufriendo un martirio por el picor que le originan. Pero no sólo picor, con las pulgas pueden llegar también serias enfermedades y alergias.
La Ctenocephalides es la pulga más común de entre más de 1000 especies, y es la que origina la enfermedad parasitaria externa más habitual en perros y gatos; prácticamente todos los perros han sufrido las pulgas en algún momento de su vida. ¡Pero incluso pueden afectar a los humanos, provocando irritación y desencadenando reacciones alérgicas!
¿Qué es la pulga y cómo infecta a mi perro?
Las pulgas son insectos parasitarios achatados de entre 1 y 6 mm de longitud, de color marrón, con boca picadora y succionadora, que no vuelan, pero que tienen patas muy largas que les permiten correr y saltar alcanzando 30 centímetros de distancia. Se alimentan de la sangre del animal huésped que infectan.
Cuando una pulga hembra llega a nuestro animal y consigue succionar su sangre, en apenas 24-48 horas comenzará la puesta de huevos, alcanzando la cifra media de 30 huevos diarios. El ciclo de vida de la pulga comienza en el huevo, que evoluciona a larva, que se convierte posteriormente en pupa y finalmente llega a pulga adulta.
La pulga adulta pone los huevos durante el periodo de descanso del perro, y éstos acostumbran a caer en la cama o el lugar de descanso del animal permitiendo que, una vez eclosionados, las larvas permanezcan escondidas bajo cojines, alfombras o grietas del suelo, y queden a la espera de adherirse al primer animal que se aproxime. Nuestra mascota puede contagiarse también por el contacto con otros perros o gatos, y con otros animales salvajes o de granja, en parques y bosques.
¿Cómo puedo sospechar que el parásito está presente?
Si nuestro perro tiene pulgas, lo más probable es que experimente picores y reacciones cutáneas localizadas con manchas rojas en la piel. Veremos que se rasca y se mordisquea la piel con frecuencia, y posiblemente le aparezcan costras, enrojecimiento y zonas con caída de pelo y zonas con caída de pelo. Las zonas preferidas de las pulgas son la parte posterior de las orejas, el lomo, la base de la cola, el vientre y la zona interior de los muslos. En algunos casos de perros con hipersensibilidad a las pulgas, puede aparecer una dermatitis alérgica, de carácter grave, originada por el alérgeno que transmite la saliva de la pulga a través de la picadura. En los cachorros pueden aparecer síntomas de anemia debido a la pérdida de sangre que sufren por la succión de las pulgas.
Cuando la infestación es grande, se pueden ver las pulgas a simple vista o mediante un peine quitapulgas.
¿Cuál es la mejor prevención?
Para prevenir, la mejor manera es actuar sobre el entorno y sobre el animal. La higiene del animal y la limpieza de su cama y su zona de recreo serán imprescindibles. Existen aerosoles para tratar el entorno, collares y champús para tratar directamente al animal, y también el aspirado regular, y el lavado de camas y mantas a más de 60º durante más de 10 min será útil para eliminar huevos y pulgas de su cama y el suelo.
No obstante, conviene actuar sobre el animal acudiendo a nuestro veterinari@ de confianza para solicitarle que nos haga un plan preventivo adecuado que incluya la Doble Protección Mensual frente a parásitos internos y externos: protegiendo a nuestra mascota de gusanos, pulgas y garrapatas.
Con este tratamiento antiparasitario, protegeremos a nuestra mascota todos los días del año ya que, con su dosis mensual, no sólo eliminaremos las pulgas adultas que han podido afectar a nuestro perro, sino que también romperemos su ciclo de vida para prevenir que vuelvan a infectarle.
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